Nunca se midió a Curro Vázquez por las orejas cortadas ni por el número de paseíllos.
Su carrera estuvo por encima de todo eso. Su magisterio ha alcanzado una dimensión
prácticamente imposible de conseguir: torero de toreros. La hondura de su capote, la
fidelidad a un concepto, la categoría personal y profesional en cualquier circunstancia.
A sus 74 años se reencuentra con Madrid a través de su amigo Antoñete como
motivación principal.
El maestro de Linares volverá a hacer el paseíllo en la plaza dónde sumó 82 corridas
de toros y dónde triunfó con el de Salvador Domecq en el 81 y con los Victorinos en el
89. Donde se despidió bajo la lluvia del 94 con aquel Alcurrucén y donde malogró
tantas faenas con la espada que quedaron para el recuerdo de los buenos aficionados.
A la plaza donde escuchó las broncas más sonoras, donde padeció el percance más
grave de su vida, donde se sintió tan querido como exigido.
Siempre esperado. El Curro de Madrid. Ahora le esperan las nuevas generaciones que nunca le ha visto torear pero que de alguna manera saben que siente el toreo de una manera diferente.
Entrevista de Gonzalo Bienvenida a Curro Vázquez para la revista del abonado del mes de octubre.
¿Cómo fue la llamada de Morante?
Me hizo una ilusión tremenda. Me contó la idea del festival, me pareció fantástica y
rápidamente me ofrecí a acompañar a la familia de Antoñete con la que me une mucha
amistad, nunca pensé en pisar el ruedo. Cuando íbamos a colgar José Antonio me dijo
que tenía que hacer algo, como si me fuera a ofrecer hacer un quite durante el
festival… Quedamos en hablar más adelante, pasé toda la noche preocupado, sin
parar de darle vueltas, sin poder dormir, pensé todo lo qué podía pasar… me decía a
mí mismo qué vergüenza a mi edad… tener que vestirme de corto… ¿y si me caigo y
hago el ridículo? estuve agobiado sin poder dormir en toda la noche.
Para verlo tan negro se calentó rápido.
A las 9:00 de la mañana lo llamé para decirle que no. Que sin estar preparado no
debía pisar el ruedo, que era una locura, que no lo iba a hacer. Estuvimos gastando
unas bromas, riéndonos un rato y ya lo dejamos así. Cuando vi la temporada que
estaba haciendo y cuando viví las dos tardes de Madrid sabiendo lo que había pasado
esa persona, me emocioné. Con la que tenía liada en Sevilla y en Madrid al día
siguiente de abrir la Puerta Grande cuenta en una entrevista su proyecto del festival.
Me emocionó toreando y me emocionó su generosidad con Antoñete, que en ese
momento de éxito pensara en el homenaje y pensé yo también tengo que hacerlo por
Antonio. Le llamé y le dije: me voy a preparar, cuenta conmigo, noté que le dio mucha
alegría, esa ilusión suya me ha ayudado a prepararme más a conciencia.
Dijo pronto que sí, el primero de los toreros retirados.
Lo sentí así, como te he dicho. Pero era importante echarse palante pronto para
prepararse lo mejor posible dentro de lo que cada uno puede. Yo me he basado en
cómo yo me preparaba y adaptándolo a la edad que tengo ahora.
También ha ido al campo en este tiempo.
Sí, algunos tentaderos pero no con ansiedad de torear mucho. Sobre todo ha sido toreo de salón y apeteciéndome que al estar tan motivado ha sido muchos días en lo que sí he sido disciplinado ha sido en andar todos los días. Estoy muy ilusionado, merece la pena el esfuerzo que estoy haciendo.
¿Cómo cree que hubiera reaccionado Antoñete?
Estaría muy contento. Mantengo mucho trato con su familia, nos queremos mucho las
dos familias. He hablado con todos sus hijos, les llamé uno a uno para contárselo. A
Antonio se le quería muchísimo en Madrid, estaría orgulloso de este homenaje. La
gente lo apoyaba en los momentos difíciles y en los que estaba bien. Es uno de los
personajes más ligados a la historia de Las Ventas. Todos los buenos aficionados le
querían. Era entrañable.
¿Se siente identificado con su tauromaquia?
Tenemos un concepto parecido por eso yo creo que nos llevábamos tan bien, cada
uno con su personalidad pero entendiendo el toreo de la misma manera. Antonio me
llevaba 18 años. Admiraba su colocación, su manera de sentir el toreo, lo bien que le
funcionaba la cabeza, lo pronto que veía las condiciones del toro. Tenía mucho
conocimiento. En seguida se daba cuenta del pitón bueno del toro, la distancia, en
definitiva, leía muy pronto el comportamiento de los animales. Le tenía mucha
admiración y mucho cariño. Sentía que él también hacia mi, me respetaba mucho
como torero.
Con el paralelismo de ser ‘toreros de Madrid’.
Los dos dependíamos mucho de lo que ocurriera en Madrid cada año. Nos entendimos
muy bien, entre otras cosas también por ese motivo.
¿Ha pensado en algún momento que se ha equivocado?
Las dudas son normales. Nos pasa a todos los toreros y más a mi edad. El humor es
cambiante, te hace preguntarte muchas cosas pero siempre llego a la misma
conclusión: Me sentiría mucho peor en este momento si hubiera dicho que no.
Aunque habla con naturalidad de ello, el trabajo para volver a ponerse delante de un
novillo no es fácil.
Volverse a ponerse a punto es un proceso que no es fácil y a nivel físico y mental. El
cuerpo también se acopla al peso del capote, al de la muleta, a coger soltura en los
toques, a la colocación…. todo cuesta, pero desde luego no se me había olvidado,
estaba ahí en la cabeza, en cuantito que he empezado ha salido todo con facilidad.
Ese trabajo psicológico también es importante porqué vendrán a la mente muchos
recuerdos.
Sin duda. Eso es lo que más me preocupa, que la emoción no me juegue una mala
pasada. Uno imagina ese festival todos los días, me pasaba igual cuando estaba
anunciado en las grandes ferias. Me imagino de todo, cada detalle, unos días me sale
bien, otro día no me sale nada…otro día me digo ¡qué locura! Por las noches también
me pasa, unos días duermo tranquilo, otras emocionado por lo feliz que me siento y
otras duermo muy mal…
¿Le supone un hándicap que sea matinal?
Creo que estaré más espabilado que si fuera por la tarde. Lo que más apuro me da es
que Morante tiene que torear por la tarde. Le pregunté si buscábamos otra fecha para
que no hiciera esa barbaridad y me dijo que no. Con esa manera de sentir el toreo que
tiene tan grande, dijo que no le importaba por la mañana y por la tarde.
¿Ha notado diferencia del toro de su época al que se lidia hoy en día?
He toreado algún novillito pero no me he puesto delante de toros. En general veo que
el toro ahora tiene más volumen y quizás plantee menos dificultad que antes. También
salen toros complicados pero en general creo que el toro de hoy humilla más, tanto el
bueno como el malo.
Ha escogido Garcigrande para su novillo.
Precisamente Garcigrande es de las ganaderías que más humillan, confío
completamente en Justo Hernández porque es muy buen ganadero. Estoy seguro de
que va a poner todo el interés del mundo en que salga bien.
Su carrera encontró esplendor y reconocimiento en su madurez. Su toreo fue cogiendo
cada vez más poso por el camino de la pureza, la hondura y el sentimiento. ¿Sueña
con que le vean torear así?
Si tengo la suerte de que me embista el novillo puedo pegar 10, 12 o 20 muletazos de
la forma que gusta en Madrid. No busco más porque a estas alturas ni me tengo que
ganar un puesto en la feria ni me tengo que ganar la siguiente corrida. Quiero hacer un
buen papel, estar a la altura de las circunstancias y de la expectación que ha
levantado el cartel.
Las nuevas generaciones se han apasionado con el toreo. En el festival tienen la
oportunidad de encontrarse un toreo de otra época.
Me ilusiona mucho eso, cuando veo tanta gente joven que quiere vernos a los que
llevamos tanto tiempo retirado. Me lo transmiten sus padres, me encanta. Hay un
movimiento en la juventud que se ha aficionado que es buenísimo para la fiesta.
Entre esos jóvenes estarán sus nietos que por razones de edad no le habrán visto
torear.
Sí. En estos años, desde que me retiré en Vistalegre 2002 y después dejé de torear
festivales en 2004, han sido muy poquitas las ocasiones en las que he toreado en el
campo y nunca me habían visto. Hablando con mis hijos les noté preocupados en los
primeros tentaderos que he hecho para prepararme así que organicé un tentadero
cerca de casa con mis hijos y mis nietos para que vieran que resuelvo con facilidad. Se
quedaron más tranquilos.
La noticia sorprendería a sus hijos.
Imagínate. Pensaron como yo en un principio que era una locura. Después me han
visto prepararme con esa ilusión y por el motivo del monumento a un amigo tan
querido y me han entendido, he sentido su apoyo.
¿Qué es lo que más seguridad le ha dado para afrontar este compromiso?
En el toreo es fundamental las muñecas y la cabeza. Funcionando eso uno está
tranquilo. He visto que me encuentro bien para matar el festival. Me ha respondido el
cuerpo como esperaba. Siempre he sido responsable, no de entrenar muchísimo pero
sí de estar centrado en lo que tengo que estar. Luego saldrán las cosas o no, pero
estoy tranquilo por lo que he podido prepararme.
Por encima del resultado, queda el idilio con una afición.
Sí, desde el primer momento la afición de Madrid me apoyó mucho en los momentos
difíciles de mi carrera. Cuando toreaba poco cuajaba un toro y me servía para volver a
situarme. He sufrido cornada una cornada gravísima, broncas muy fuertes y también
guardo grandes recuerdos. Me llena de satisfacción haber podido torear tanto en
Madrid. Noto que tanto antes como ahora los aficionados me tienen mucho cariño,
tanto como yo le tengo a la gente de Las Ventas.
Su afición es incombustible, le mantuvo en activo mucho tiempo, es una de las claves
de este regreso puntual.
Tuve mucha suerte en conocer a toreros. En fijarme desde niño en los toreros
anteriores. Mi padre era muy buen aficionado y me hablaba, entre otros, de Pepín
Martín Vázquez. He llegado a torear con toreros de los años 50, de los 60, de los 70,
de los 80 y de los 90 hasta primeros de los años 2000. He convivido con ellos en
América, he escuchado a toreros anteriores y a mis propios compañeros. He
aprendido de todos.
¿Consiguió su sueño?
De niño quieres torear. Después quieres conseguirlo todo, tener una finca y todas esas
cosas. Lo he vivido todo en el toreo, he tenido la suerte de resurgir en momentos en
los que estaba hundido. Estoy satisfecho con lo que he conseguido. Sobre todo,
porque he hecho lo que más me ha gustado en la vida, torear.
Se dice que usted es ‘torero de toreros’.
Si es que soy torero de toreros, que no lo sé, es algo que me ilusiona cuando me lo
dicen porque conseguir el respeto de las personas a las que admiras como son tus
compañeros no tiene precio. De cara al festival he sentido el apoyo de muchos toreros,
de mi generación y de la actualidad. Me siento orgulloso de ese cariño que me han
transmitido los toreros.
Sus partidarios soñamos con que el novillo del festival le permita torear a la verónica
como acostumbraba estando en activo: con pureza, asentado de plantas, guiando la
embestida con el pecho. Este homenaje a Antoñete es la guinda inesperada de una
carrera llena de altibajos pero siempre fiel a unas formas. Curro Vázquez es en el
toreo el clasicismo, la bohemia, la pureza, la personalidad y, sobre todo lo demás, el
sentimiento.