Juan Bautista y Sebastián Castella, en una tarde infernal, consiguen cortar
una oreja cada uno por dos faenas muy distintas. Juan Bautista bajo un diluvio
acompañado de fuertes vientos toreó con temple y gusto. Sebastián Castella,
después de una espeluznante voltereta, se rehizo y dominó a un toro complicado
con el piso totalmente embarrado. Ambel Posada confirmó la alternativa sin
demasiada suerte. La corrida del Puerto de San Lorenzo careció de fuerza.